Las órdenes del presidente Barack Obama de cambiar algunas de las prácticas de vigilancia del gobierno federal significan una mayor presión sobre el Congreso para que haga frente a una controversia de seguridad nacional que ha alarmado a los estadounidenses y molestado a los aliados internacionales.
Pero no ha tomado ninguna decisión importante sobre la práctica de recopilar información de miles de millones de llamadas telefónicas, correos electrónicos y mensajes de texto del todo el mundo, informa The Associated Press.
“Obama reconoció que queda más por hacer”

Escepticismo por sus declaraciones
Su promesa de poner fin a que el gobierno almacene la información sobre las llamadas telefónicas de los ciudadanos del país, y la exigencia de una revisión judicial para estudiar esa información, fue recibida con escepticismo por defensores de la privacidad y algunos legisladores.